Creisi Blogg
domingo, julio 03, 2016
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sábado, octubre 26, 2013
Estribillo sin fin
con tu sonrisa más alegre
mirándome.
Rompo a llorar.
Lloro y lloro.
Ahí estás con tu sombrero
y tu vestido veraniego
que tanto adoro.
Noto que tu tacto
moja la lluvia
en mi piel de enamorado.
Y oigo que tu risa
suena eco en mis recuerdos
y tu cuello es más largo
que nunca.
Quiero no quererte,
no necesitarte.
Todo lo que queda
es de tu parte.
Encontrarás tu olor
en mis sábanas vacías.
No olvides cerrar
la puerta al salir
porque la ciudad entera
me recuerda a ti.
No tropieces con mi corazón
esparcido por la habitación
como un puzle de amargura.
Hoy he despertado
y te he escrito
esta canción.
No sé quién soy
ni a dónde voy.
En mi gramola mental
suena este estribillo
sin final.
miércoles, enero 11, 2012
Spanish Teacher UK
Os recomiendo a un muy buen profesor de español que vive en el Reino Unido, que además es amigo mío. Es español nativo y profesor de español totalmente cualificado.
En su página ofrece clases a través de Skype o en persona; individual o en grupos.
Si quieres aprender o mejorar tu español ve directamente a www.LondonSpanishGuy.com
In English:
Let me recommend a very good Spanish Teacher based on the UK, who's also a friend of mine. He's native and fully qualified Spanish teacher.
On his web page he offers lessons via Skype or face-to-face; individual or groups.
If you want to learn or improve your Spanish go straight to www.LondonSpanishGuy.com
lunes, junio 20, 2011
Manifiesto Ecológico
Se han vivido episodios históricos en las calles de ciudades adormiladas durante décadas. SIn organización política o asociativa que podamos identificar como instigadora o protectora, la gente por iniciativa propia ha decidido ponerse de acuerdo a través de Internet para exigir lo que se le promete: el poder efectivo del pueblo.
Sin entrometernos demasiado, sólo por esta vez, en lo que se discute queremos en este caso ofrecer un Manifiesto menos conocido hasta el momento, el que firma un prestigioso Catedrático de Botánica de la Universidad de Valencia, y que se llama MANIFIESTO ECOLÓGICO.
Nos ofrece una mirada fiable de alguien respetable y alejado de propaganda, limitaciones o intereses de cualquier índole.
Un regalo que nos da alguien que con conocimiento de causa nos explica por qué es importante el medio ambiente en que vivimos y por qué debemos priorizar nuestros esfuerzos de preservarlo.
Enlace: >>MANIFIESTO ECOLÓGICO<<
El Torrao
lunes, mayo 09, 2011
Amnesia
No podía recordar dónde estaba o cómo llegué allí. Sentí angustia al tratar de forzar mis recuerdos inútilmente y saber con quién había estado o cuándo quedé dormido en ese lugar. El pánico se apoderó de mí al no saber hacia dónde ir ni contar con la más remota idea de dónde me podría dirigir desde allí. Mi pulso y mi respiración estaban acelerados y el gesto de mi cara seguramente indicaba desconcierto intranquilo.
Entonces vi que algo se movía sobre el nivel de las amapolas y supe que alguien se acercaba. Primero veía su cabeza y cuando se acercó algo más pude adivinar con alivio que se trataba de ella, mi amada. Todo cobró sentido entonces. Supe al instante dónde me encontraba y por qué estaba allí. La angustia y el miedo previos se dispersaron cuando pude admirar la gracia de su andar y la cara angelical de mi media naranja. Al ver a la mujer de mi vida pude recordarla y pude recuperar mis propios recuerdos de manera nítida. Recobrar mis pensamientos fue una sensación satisfactoria que me devolvió a la felicidad profunda de quien ha pasado su vida queriendo y siendo querido.
Comprendí que ella me hizo recobrar mis recuerdos porque ella es todo lo que recuerdo, y todo lo que recuerdo es ella, pues ella es mi vida y siempre lo fue. Recuerdo que entonces me comprometí conmigo mismo a no olvidarla jamás y me propuse que tenía que acordarme de recordarla siempre, pues recordándola a ella podría reconocerme a mí mismo.
El Torrao.
domingo, enero 23, 2011
Oportunidad
Pues bien, he encontrado un sitio que permite controlar esa parte de spam, ya que permite obtener dinero en metálico sin tener que registrarse o comprar algo. Se llama Beruby, y es como muchos sitios en uno.
Por un lado, representa la típica web de descuentos en los sitios donde habitualmente haces compras (ebay, amazon, paypal, hoteles, vuelos, apuestas...). Cada vez que compres te hacen un descuento porcentual o, directamente de dan dinero a la cuenta de Beruby que podrás cobrar cuando quieras
Por otro lado, esta empresa Beruby hace contratos con otras empresas que necesitan incrementar tráfico en su web, de modo que los usuarios de Beruby ganamos dinero por participar en la operación. ¡Dinero por visitar una web! ¡Imagina!
Por último, Beruby no ataca el correo con spam inútil; sólo sabrás de ellos cuando tú quieras entrar. Puedes configurar el panel inicial para poner los enlaces que más utilices (tu correo, el periódico, buscadores, vídeos...). Por su puesto Beruby no sabe tus claves, simplemente usas Internet como cualquier otro día, pero estando logeado en beruby y ganando dinero casi sin saberlo.
No te voy a engañar, no te vas a hacer rico. Sin embargo pronto ganarás 20-50 € al mes, y antes de un año ganarás eso a la semana. Cuanto más lo uses más ganas, así que aumentar esa cuota depende de ti. Además puedes invitar a tus compañeros de trabajo, familiares, amigos y conocidos, y cada vez que ellos ganen dinero tú también ganas.
En fin, pruébalo y se paciente. Verás como en poco tiempo puedes hacerte un regalo de vez en cuando.
El Torrao
miércoles, diciembre 15, 2010
Apagón
Ayer se fue la luz en mi edificio. La sensación de angustia recorrió mi cuerpo desde el primer momento. Estuve buscando un par de velas en la oscuridad, en esos cajones que nunca abro. Mientras las buscaba pensé en los alimentos del congelador, en mi ordenador, en la televisión...
Después de algunas horas sin luz mi pareja y yo adoptamos un estado de resignación y empezamos a bromear acerca de la primitiva situación. Finalmente, con la evidencia de que se trataba algo grave y comentar el hecho con todos los vecinos, estuvimos tratando de organizar nuestra vida sin luz para los próximos días. La frustración se instaló en mi hogar al pensar en la lavadora, en la vitro, en el móvil, el secador, la máquina de afeitar... hasta caí en la cuenta de que tendría que bajar a abrir a cualquier visita sin poder utilizar el vídeo-portero y su cómodo botón.
Todo acabó casi dos días después y, sinceramente me siento avergonzado al reconocer que no he conseguido mantener en orden mi vida debido a la falta de luz. Me he dejado una pasta innecesaria en comer fuera, ya que no podía cocinar; mi jefe me mira raro por oler como alguien que no se ha duchado últimamente; tengo unos ochenta mensajes sin leer en el correo electrónico, he tenido que tirar la mitad de la nevera y, encima he tenido que pagar una lavandería a precio de oro.
Me da la impresión de que nuestros antepasados podían vivir sin luz sencillamente porque no la tenían y si la hubieran tenido, hubiesen vivido momentos desesperados cuando se de repente se va.
Ya no quedan carros tirados por animales, ni candiles, ni máquinas de coser con un pedal que hay que mover para hacer a la máquina puntear. Lo que se nos ha enseñado es que queremos artículos que no nos exijan esfuerzo. Unos lo llaman comodidad, otros podrían llamarlo falacia cara, y en realidad luce como dejadez auto-engañosa. Osea que queremos cosas caras, inútiles y de paso, que duren poco tiempo para poder renovarlo de cuando en cuando.
Para asistir a toda esa demanda infinita lo primero que se necesita es energía. Y es fácil entender que hace ya décadas el consumo de energía se viene disparando. Para ello los gobiernos exprimen sus cerebros en busca de nuevas materias primas que quemar o alternativas aparte de la combustión de algo. Y mientras disfrutamos las últimas reservas petrolíferas del planeta, nos meten en el cerebro que tenemos que seguir consumiendo energía, y que tiene que ser además mayor que ahora. Sabemos aprovechar la energía del viento, la del sol, del mar... hasta podemos convertir nuestras huertas de hortalizas en campos de placas solares como si quisiéramos fabricar los alimentos también.
Estamos encantados de las funcionalidades del nuevo teléfono móvil, estamos acostumbrados a hacer zapping con la tele, o a ir en coche a todas partes. Eso es el bienestar, ¿no?. Resulta que es bueno para las empresas, los gobiernos, y nuestra vida en general que consumamos más y más, sin importarnos demasiado qué quedará mañana. Sobre todo porque en el futuro llegaremos a otro planeta y tendremos más energía que consumir.
Eso es lo que hemos aprendido, a consumir. Y votamos al político que promete un tren de alta velocidad para jubilar el viejo. Luego nos damos cuenta de que es mucho más caro y que consume casi diez veces más energía, pero no importa porque sigue siendo rentable.
Podemos construir pistas de esquí donde no nieva, cambiar el curso de los ríos, alterar genéticamente las plantas... podemos inventarnos lo imposible, creando y descreando a nuestro antojo.
Se nos ha dicho que es más cómodo usar el avión, y no sólo para largas distancias; queremos que al hacer la compra nos den los productos en bandejitas y que nos den una bolsa en todas las tiendas. ¿Por qué? Es evidente: por comodidad. Esa nuestra adicción
Y es que al final, económicamente vale la pena consumir más y más. Así se activa la economía, nos dicen; sube la bolsa, hay menos paro, más dinero y más bienestar, por su puesto. Ciertamente es que sí vale la pena exprimir los recursos del planeta porque cuanto más lo consumimos más ricos somos y vivimos mejor.
De modo que quemémoslo todo, que no quede ni un bosque, ni un pájaro. Llenemos el subsuelo de basura, de residuos radioactivos; acabemos con el aire de una vez hasta que no se pueda respirar. No pasa nada, el planeta es nuestro, y no al revés, y hacemos lo que queremos con él.
Así que dejemos de caminar, de mover los músculos, de cuidar lo que tenemos... de perder el tiempo en pensar en nuestros descendientes. Pues ¿para qué querrían nuestros bisnietos un planeta como este si les podemos dejar dinero suficiente para comprar nuestro propio sistemas solar?
Intuyo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo, porque si alguien planteara lo contrario y quisiera que dejemos de explotar el planeta, ¿quién le escucharía?, ¿quién le apoyaría?, en definitiva ¿quién haría dinero? Nadie.
Mientras extinguimos todo, mi pareja y yo hemos encargado un kit para elaborar velas y esperemos acontecimientos sentados cómodamente.
El Torrao.
jueves, diciembre 09, 2010
El sueño de Juana
Juana había pasado todo aquel sábado haciendo lo que más le gustaba hacer:leer. Había invertido el tiempo recorriendo líneas frenéticamente con sus ojos y su imaginación, adentrándose en todos aquellos mundos fantásticos y personajes ficticios que se hacían reales en su mente.
Cuando se fue a la cama, le costó conciliar el sueño ya que estaba muy inquieta por seguir leyendo y saber cómo se iban a suceder los acontecimientos e imaginaba distintos desenlaces posiblemente más atractivos que los originales.
Al quedarse dormida, contempló en sueños que se encontraba en un país lejano, en una ciudad distinta a la suya. Subió los pocos peldaños de las escaleras que conducían a la entrada principal de una gran mansión de estilo victoriano que allí había. Al cruzar el umbral de la puerta pudo descubrir que aquel edificio se trataba en realidad de una grandiosa y fabulosa biblioteca. Había enormes estanterías que se elevaban hacia una gran cúpula. Era tal el tamaño de todo aquello que había escaleras de caracol que conducían a las distintas alturas.
Juana, empujada por su espíritu aventurero, se dispuso enseguida a recorrer las alturas y mantenerse ajena a los peligros de aquellas tablas viejas que pisaba. Comenzó entonces a leer, a su manera frenética y leyó y leyó hasta perder la noción del tiempo. Su corazón latía fuerte con cada giro argumental y se inquietaba más y más con la tensión que muchos autores introducían en sus historias.
Juana disfrutaba sosteniendo aquellos libros de encuadernación antigua, y disfrutando aquel olor maravilloso que desprendían. Pasó tanto tiempo ensimismada en la lectura que no percibió la presencia de ciertas personas que le observaban en la sala.
Se trataba de cuatro personajes que parecían extraídos de los libros: un señor inglés con cierta prisa por culminar un viaje alrededor del mundo; un extraño ser con apariencia infantil que declaraba ser el portador del anillo; una mujer vestida con una gran letra “A” bordada en su camisola; y una niñera cantarina con un extraño bolso del que podía sacar cualquier cosa.
Cuando Juana divisó desde las alturas aquel extravagante grupo de personajes se asustó en primera instancia. Después cayó en la cuenta de que se trataba de personajes que reconocía de los libros que había leído en esa biblioteca única.
Siguió leyendo y leyendo y nuevos personajes iban haciendo acto de presencia en la sala. Cuando pasó un tiempo Juana estaba muy emocionada, pero también muy cansada y se desanimó un poco al saber que le quedaban cientos, miles de libros por leer en aquella biblioteca antes de ver aparecer a todos los personajes que tenían que aparecer. Pensó que era el momento de hablar con aquella gente para saber qué estaba pasando allí.
Un inspector inglés que fumaba en pipa le explicó que efectivamente, eran los personajes de los libros que leía. Y que ella era la única en ese tiempo que leía queriendo leer, que era Juana la única lectora capaz de entender y dar sentido a las historias de los autores. Un hombre de hojalata le dijo también que no podría despertar de su sueño sin cumplir el cometido de liberar a los personajes de los libros y, que una vez despierta debiera difundir las historias para que más personas leyeran con la misma pasión que Juana lo hacía.
Entonces una señora con un abrigo largo de piel de dálmata soltó una fuerte y maléfica carcajada, que fue respondida con un golpe de espada de un caballero vestido de negro. Juana quiso parar aquel alboroto y anunció que cumpliría con su cometido.
Así que Juana leyó y leyó, y los personajes fueron liberados. Juana despertó la mañana del domingo y, consciente de haber salvado a los libros, y durante toda su vida se preocupó de conocer los libros y hacer entender a sus seres queridos todo lo bueno que se puede encontrar entre las páginas.
El Torrao
miércoles, septiembre 29, 2010
El puente de Juana
Ese verano estaba siendo muy caluroso. Juana y el extranjero decidieron comprarse un par de sombreros para resguardarse del sol. Estaban pasando sus vacaciones en una ciudad milenaria y habían pasado la mañana visitando monumentos y recorriendo las callejuelas enjambradas que habían resistido estoicamente el paso de los siglos.
El extranjero se adelantó con el grupo de turistas para detenerse al otro lado de un puente, que tenía tantos siglos como el propio río que cruzaba. Juana, al otro lado, se había quedado observando unos pájaros que bebían de una fuente. Y esperaba el momento adecuado en que la luz y la escena fueran dignas de la fotografía perfecta.
En el extremo del puente en el que se encontraba un extranjero había un cartel que informaba en varios idiomas sobre la historia del puente a través del tiempo. Fue construido, según se podía leer, con el propósito de traer riquezas a la ciudad. Era tan estrecho que sólo permitiría el tránsito en una dirección, la que llevaba indudablemente a las puertas de la vieja ciudad.
El extranjero se dejó llevar por su imaginación y, mirando hacia el puente, pudo ver en él mercaderes y comerciantes transportando oro y especias sobre las piedras. En esto, Juana caminaba ya sobre el puente, camino hacia el extranjero. Éste la miró, observó la suavidad de su piel bajo el sol, la gracia que le daba el sombrero de paja trenzada adquirido recientemente, y pensó en el propósito inicial de utilizar el puente para traer riquezas.
El extranjero sonrió mientras miraba hacia tal “riqueza”, y cuando Juana le alcanzó, la besó y pensó que sería el momento perfecto para que aquel puente considerara cumplida su tarea y cayera derrumbado sobre el río. Pensó que, sin duda, aquel puente fue construido desde el principio para conducir a Juana, con su magnífica riqueza, hacia los brazos del extranjero en la ciudad.
El torrao.